Está noche cálida,
noche de palabras,
de música de la edad media,
que se mezcla con el olor de las velas
de llamas que acompañan a la escritura
de una lapicera que no tiene apuro
para contarte lo que siente un ser
que escucha música medieval
y ronquidos de hombre dormido
que no se despierta ni con las trompetas
de un rock and roll picante.
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